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Su información contravenÃa los dictados islamitas
La sharia sigue mandando en Afganistán
Domingo 24 de febrero de 2008, por ER. Teherán
Perwiz Kambajsh puede apelar la sentencia ante tres tribunales, pero la pena capital por un acto de blasfemia contra el Islam en su trabajo en el diario local Jahan-e Now (Nuevo Mundo), constituye una prueba de lo poco que ha podido hacer hasta ahora el Imperio realmente existente y sus aliados por extirpar la teocracia medieval del Islam en Afganistán desde el año 2001, fecha de la caída del régimen talibán.
Kambajsh, de 23 años, fue detenido a raíz de las quejas de sus compañeros de universidad por presuntas burlas al Islam y al Corán. El joven escribió lo que todos sabemos: que Mahoma había ignorado los derechos de las mujeres.
El Comité para la Protección de los Periodistas, Reporteros sin Fronteras y otras organizaciones no gubernamentales expresaron su preocupación ante el gobierno del presidente Hamid Karzai. Pero los pedidos en defensa de la libertad de expresión, de la defensa de la condición humana o de la tolerancia poco dicen, pues aquí de lo que se trata es de un sistema concreto de creencias que no tolera al resto de los existentes, el Islam.
Tolerancia islámica
El periodista se encontró con un problema adicional: por tratarse de un acto de blasfemia, ningún abogado aceptó defenderlo. La prensa afgana, presionada por las autoridades, no se ocupó debidamente del caso, siendo amenazados de muerte quienes se atrevieron a dar noticias sobre un proceso celebrado a puerta cerrada y sin abogado defensor.
Hace unos años dos periodistas afganos fueron condenados a la pena capital por haber criticado el Islam. Huyeron de prisión y pidieron asilo político. Kambajsh, en el trámite de apelar su sentencia, no parece que pueda seguir sus pasos.