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El propio juez iba a administrar justicia látigo en mano
Condenado por robo es salvado por el Tribunal Supremo
Jueves 9 de julio de 2009, por ER. Yakarta
Mohamed Syafiq Abdul Wahab, de 20 años, se declaró culpable de atraco a mano armada con un cuchillo a un estudiante, con el objeto de robarle el teléfono móvil.
El juez Zainal Abidin Kamarudin estableció una pena de diez azotes con un látigo de ratán e insistió en golpearle él mismo para que fuera un ejemplo social.
Además, pidió que los padres de Wahab estuvieran presentes en aquel momento para que el ladrón «sufriera algo del mismo daño que causó a su víctima». Esto indignó a la familia, que recurrió ante el Tribunal Supremo, que estableció la conmutación de la sentencia por 200 horas de trabajo comunitario.
El Islam con sangre entra
Malasia, Brunei y Singapur, todos ellos países islámicos, todavía aplican a algunos delincuentes el castigo corporal con un látigo de ratán, consistente en un Junco de Indias de un metro y veinte centímetros de longitud. Sus golpes son particularmente dolorosos, al cortar el periostio de los huesos de la columna vertebral, dejando normalmente a sus víctimas con su movilidad limitada permanentemente. Pero a una religión como el Islam que desdeña el cuerpo humano nada le importan tales sufrimientos.
La costumbre malaya es que los condenados sean azotados en las cárceles por funcionarios de prisiones especialmente entrenados, una de las causas que motivó la rectificación de la pena por parte del Tribunal Supremo.