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Bochornosas afirmaciones de los impostores europeos
Los ayatolas son representantes directos de Alá y no de los ciudadanos
Viernes 25 de abril de 2008, por ER. Teherán
Estos impostores suelen destacar que los musulmanes sufren dictaduras y tiranías como algo coyuntural en la Historia contemporánea. Pero lo cierto es que esa situación dictatorial no es nueva. Los reinos de taifas, las luchas entre distintos califatos y etnias islámicas (turcos, árabes, persas, bereberes), reflejan que a lo largo de la historia el Islam ha vivido envuelto en disensiones tribales, de culto y bajo un régimen de carácter medieval. Al contrario de lo que piensan estos impostores, el Islam no puede evolucionar como el cristianismo y consentir un sistema de mercado. No existe Iglesia en el Islam, lo que hace que Religión y Estado se mezclen irremisiblemente.
La sharia o ley islámica, de más de un milenio de vigencia, reconoce la voluntad de Alá y no la soberanía popular, y convoca a la yihad para expandir las fronteras del Islam. Además, concede privilegios a los musulmanes sobre los no musulmanes, a los varones sobre las mujeres, y a las personas libres sobre esclavos. Pensar que la sharia es un déficit democrático a superar, es vivir en Babia y no entender la naturaleza del Islam.
Panfilismo y fundamentalismo democrático
En el colmo del panfilismo, los citados impostores dicen que los musulmanes han de abandonar la yihad para imponer el gobierno musulmán. Pero la guerra santa es la base del Islam sin la cual ni siquiera podría sobrevivir, así como con la ciudadanía de segunda clase para los no musulmanes, y la pena capital por blasfemia o apostasía. ¿Cómo un sistema de creencias que vive en algo parecido a lo que en el mundo cristiano se llamó Antiguo Régimen, podría tolerar todos esos cambios sin desaparecer?
Además, el musulmán, sobre todo en Oriente Medio, sigue comportándose como si viviera en una estructura tribal: los matrimonios poligámicos, utilizados originariamente para estrechar lazos entre tribus, son muy explícitos al respecto.
El Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, es un ejemplo de cómo la democracia en el Islam es puramente procedimental, un instrumento para alcanzar el poder, como lo consiguió Hamás en Palestina. Las elecciones en Irán no pasan de ser una pantomima que legitima un gobierno teocrático, el de los ayatolas, que al igual que los wahabbitas de Al Qaeda consideran tal procedimiento algo herético.