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OTAN-Rusia
La Alianza Atlántica quiere estrechar su colaboración con la Federación Rusa
Viernes 9 de octubre de 2009, por ER. San Petersburgo
En un artículo anterior señalábamos que desde el Imperio Norteamericano llegaban vientos de aparente distensión. Obama quiere un mayor entendimiento con el gigante eslavo; el objetivo último, no quemarse más de la cuenta en algunos asuntos de la controvertida política internacional. Ahora le toca a la OTAN adaptar su retórica al nuevo espíritu que emana de Washington.
Rasmussen desea colaboración, ¡qué causalidad!, en aquellos temas en los que Obama se había mostrado interesado en negociar, a saber: cuestión iraní, Afganistán y desarme nuclear. Es en el asunto nuclear donde las declaraciones de Rasmussen dejan entrever la retórica hueca del discurso del desarme. Se afirma que Rusia no es una amenaza para la OTAN, ni la OTAN (el Imperio) para Rusia. Es de suponer que si la OTAN y Rusia no ponen en entredicho la eutaxia del contrario, el armamento nuclear que ambos poseen estaría dirigido a defenderse de terceras potencias: China, India, Pakistán etc. Entonces lo lógico sería promover una reducción de los ingenios atómicos hasta un número tal, para enfrentar única y exclusivamente una posible agresión de los Estados antes mencionados. ¿Llegarán tan lejos la OTAN y Rusia? Evidentemente no. Rusia y la OTAN siguen manteniendo y mantendrán un temible arsenal nuclear con fines disuasorios. En las relaciones entre Estados o plataformas la disuasión es un arma destinada a aminalar al rival, y se usa ante la aparición de una amenaza potencial. En este sentido, un hipotético pacto Rusia-OTAN no conlleva la desaparición de las rivalidades, sino su traslado a un campo diferente. Imaginemos que el supuesto acuerdo incluye reducir en 1000 unidades los cohetes de largo alcance. El resultado podríamos valorarlo respondiendo a las siguientes preguntas: ¿el número de cabezas finales permite a los firmantes mantener la paridad nuclear anterior? ¿el pacto salvaguarda su fortaleza nuclear frente a terceros Estados? ¿es más eficiente desde el punto de vista económico la reducción? En el caso de que todas las respuestas sean afirmativas lo más probable es que se llegue a un compromiso. Mas no se hará en pos de la idílica paz mundial sino de la eutaxia del conjunto de Estados implicados.